De la exministra de Minas y Energía, Irene Vélez, podemos decir muchas cosas: que no estaba preparada para asumir esa cartera, que tenía embolatado el orden de magnitudes, que usaba tenis en eventos diplomáticos o que aprovechaba su cargo para obtener favores y poder saltarse el conducto regular de los trámites públicos. Lo que no podemos decir, es que carece de una visión acertada —casi profética— del futuro económico del país. Cuando era ministra hizo alusión al decrecimiento de la economía y eso fue precisamente lo que pasó en el tercer trimestre del año pasado. En ese periodo, se registró una caída de la economía del 0.3%, que no vio venir el Minhacienda, pero sí la filósofa con rasgos de clarividente.
Al cierre de 2023, es inocultable que el balance del gobierno es muy pobre y no solo en materia económica. Digan lo que digan quienes lo defienden, el déficit de resultados es evidente en todos los frentes. No es casualidad que según la más reciente encuesta de Invamer —la del 13 de diciembre pasado— el 66% de los colombianos dicen no estar de acuerdo con la gestión del jefe de Estado.
No hay que ser premio Nobel de economía para intuir lo duro que será este 2024. Los expertos opinan que sufriremos las consecuencias del retroceso económico y que nos debatiremos entre el estancamiento y la recesión. La caída de la inversión seguirá siendo motivo de alarma y la curva del desempleo seguirá con la misma tendencia al alza. Y si a eso le sumamos el desborde del gasto público, el incremento del déficit fiscal y, en general, las decisiones del gobierno que en lugar de enderezar el camino siembran más incertidumbre, la cosa no pinta nada bien. De todas formas, habría que preguntarle a la pitonisa Irene, sus predicciones para el año que inicia. Que nos diga si este año será de recuperación o, por el contrario, de agravamiento de la actual situación. Creo que lo segundo será lo más probable por cuenta de la incapacidad gerencial del presidente y por sus torpes decisiones en las que prevalece su ideología de izquierda radical. Petro quiere estatizar todo por su clara animadversión por el sector privado, al cual debería ver como un aliado clave para conjurar la crisis. Guardo la esperanza que la Corte Constitucional y los congresistas, que no han sido cooptados por el ejecutivo a punta de “mermelada”, frenen la avalancha de reformas que se nos vienen y que ensombrecerían, aún más, el panorama.
Soy escéptico en cuanto a que este año las cosas mejorarán. Es más, muy a mi pesar, pienso que esto va a empeorar por el simple hecho de que Petro seguirá gobernando durante los próximos dos años y medio. A él no le importa el país. Su objetivo —el de ser presidente de Colombia— ya lo alcanzó y eso de gobernar bien, generar bienestar para la población, solucionar los problemas de la gente y dejar un país mejor de lo que lo encontró, no se ve que sea algo que quiera ni pueda hacer.
Remate al Arco. Los llamados “petristes”, aquellos que votaron por Petro y ahora están decepcionados, se quejan porque “el gobierno del cambio” resultó más de lo mismo e incluso peor. Me parece que en esta queja hay algo de humor negro porque desde la campaña se preveía lo que iba a ser su gobierno, dadas las alianzas que hizo para llegar al poder. Además, por sus pésimas ejecutorias cuando fue alcalde de Bogotá, era previsible que no hiciera una buena administración, como en efecto está pasando. Así que, como diría mi abuelita: ¡A quejarse al Mono de la Pila!
Hola Jorge, Yo diría que el plan de gobierno se está Ejecutando a la perfección, es decir, ser unos ineptos e ineficientes, esa es la doctrina que aplica el Socialismo, con mirar a Petro y sus colaboradores, se puede deducir lao que se viene. A resistir y que la horrible noche, termine pronto.
ResponderBorrarTienes toda la razón Jorge, este año pinta peor que el anterior y sobretodo viendo las brutalidades que está haciendo Petro por su rebeldía, como la de dejar perder los Panamericanos de Barranquilla, que como bien lo dijiste, a él no le importa el Pais, porque la mala imagen de Colombia al dejar perder los Panamericanos, es una verguenza Continental y Mundial y eso que apenas estamos empezando éste año. También debemos recordar que Él no quiso apoyar que la misma Barranquulla tuviera una carrera de Fórmula 1. DIOS nos ayude este año y ojalá los que todavía lo defienden entiendan que es un pésimo gobernante. Saludos
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