No podemos llamarnos a engaños por los resultados obtenidos. Colombia en sus dos primeras presentaciones, en el camino para la clasificación a la Copa Mundo 2026, no jugó bien. El equipo no se encontró, no hubo conexión en el medio campo, faltó ingenio para armar jugadas ofensivas y el nivel de los jugadores estuvo por debajo del esperado. Aun así, se consiguió la victoria en casa —frente a Venezuela— y un punto en Santiago, gracias a la gran actuación de nuestro portero, Camilo Vargas. Esto nos sitúa en el tercer puesto de la tabla con 4 puntos.
Desde luego que todos quisiéramos que la Selección ganara jugando bien. Aunque lo primero puede ser consecuencia de lo segundo, no siempre es así. En el pasado hemos tenido presentaciones destacadas que no nos llevaron a la victoria. No siempre jugar bien garantiza ganar el partido. Por eso, lo realmente valioso son los puntos, sin importar si se juega bien, regular o mal. Después de haber consumido toneladas de fútbol durante toda mi vida, he aprendido que si el buen juego no se traduce en goles que conlleven a sumar puntos, no sirve de nada. Aunque decir esto suena a una verdad de Perogrullo, de todas maneras, lo digo: lo que nos llevará al mundial son los puntos que nos dejen bien ubicados en la tabla. Por tanto, si me ponen a escoger entre jugar bien o sumar puntos; obviamente, prefiero lo último.
En una nueva jornada de la clasificatoria para el mundial de Norte América, Colombia tendrá dos partidos difíciles contra rivales directos: el jueves, 12 de octubre, recibiremos a Uruguay en Barranquilla y el 17 enfrentaremos a Ecuador en Quito. El nivel de exigencia para nuestra Selección será mayor y si no mejoramos, respecto a los dos partidos iniciales, se podrían perder los dos encuentros. Ojalá lográramos obtener al menos 4 puntos, los cuales serían clave para allanar el camino al Mundial. Uruguay viene por los tres puntos y tiene con qué conseguirlos. Creo que será un juego abierto que obligará a Colombia tomar los recaudos del caso. En cuanto al partido contra Ecuador, tiene una connotación especial, un cierto tufillo a revancha. Todavía tenemos sangre en el ojo por lo que pasó la última vez que jugamos en Quito cuando nos empacaron media docena de goles. Fue un 6-1 humillante que le costó el puesto a Queiroz, el entrenador de la época.
Teniendo en cuenta que en esta ocasión hay 6 cupos directos para Conmebol, disputados por 10 selecciones, sería el colmo que no clasifiquemos al Mundial. Con esta gabela, quedarnos por fuera de la cita mundialista sería una vergüenza. Aun si se alcanza el repechaje, lo que equivale a quedar séptimos, sería penoso. Aunque las predicciones son difíciles —sobre todo las del futuro— me aventuro a pronosticar las selecciones que clasificarán al mundial. Las tres primeras serán Brasil, Argentina y Uruguay, en ese orden. Hasta aquí creo que no hay ninguna novedad, son los equipos más fuertes, aunque de pronto, alguno le pueda quitar el tercer puesto a los charrúas. Las otras tres, sin orden especifico, serían: Colombia, Ecuador y Perú. El torneo de repechaje lo jugará Venezuela, pero no clasificará al Mundial.
Remate al Arco: Me encanta ver el poder de la Selección para unir a los colombianos. Cuando juega Colombia hay una convocatoria al sentimiento patrio y surge una especie de “acuerdo nacional”. En cada partido, por un momento, los de derecha, los de centro y los de izquierda conformamos una sola Colombia, sin fracturas y sin esa polarización que nos tiene jodidos. Como bien lo dijo el filósofo francés Albert Camus, “Patria es la selección nacional de fútbol”. Nada más cierto.