Con ocasión del Día del Padre, recibí de mis hijas el más reciente libro de Mauricio Silva Guzmán: El Mejor Equipo del Mundo. A través de un ameno relato, Silva cuenta como el Millonarios de los años 50 llego a ser considerado por expertos —y con toda razón— el mejor once del planeta. Hoy en día, Millonarios no será el mejor del mundo; pero sí, el mejor de Colombia. Y lo digo no sólo por haber conquistado la Liga; pues, no siempre el campeón es el mejor. Lo digo por lo realizado en el semestre: fue el equipo más regular, terminó primero en la reclasificación con 53 puntos y tiene un invicto de 14 juegos sin perder en Bogotá, lo cual lo hizo el mejor local. Y, por si fuera poco, exhibió, durante casi todo el torneo, un fútbol elogiado por todos, incluso por sus propios rivales.
Sabemos que el fútbol no es de merecimientos. Pero, en este caso, considero que el campeonato que logró Millonarios es absolutamente merecido. Es un justo premio al proyecto deportivo que viene liderando Alberto Gamero desde que llegó a la institución azul, hace tres años y medio, y que tiene su centro de gravedad en la cantera. Así, este exitoso proceso ha conllevado a que varios de estos jóvenes provenientes de las divisiones inferiores, hayan sido transferidos a clubes del exterior y llamados a vestir la tricolor.
Al partido definitivo de la final asistí con mi amigo Jaime Silva, compañero de muchas batallas futbolísticas, algunas libradas en terrenos ajenos (hemos acompañado a Los Embajadores por fuera de su patio y seguido a la Selección en el exterior). Previo al encuentro, no se sabía quién estaba más nervioso —léase, asustado por el riesgo de perder—. Ambos sabíamos que era una final diferente. No sólo estaba en juego el campeonato, se jugaba el honor que vale muchísimo más. Éramos conscientes que el que perdiera quedaría con una mancha indeleble que no se podría borrar. Sería prácticamente como el oprobio del descenso.
Sin contar esta, he asistido a tres finales y en todas ellas Millonarios ha dado la vuelta olímpica. La de 1987 ante Junior; la de 2012 ganándole al Medellín por la vía de los penaltis y la de 2017, frente a Santa Fe, jugando como visitante. Todas las finales han sido emotivas, pero ninguna como la que se jugó hace una semana. El hecho de empezar perdiendo, el empatar luego de 40 minutos de sufrimiento y el definir el campeón desde los doce pasos, en cobros no aptos para cardiacos, fueron elementos que la hicieron extremadamente emocionante. En cada penalti contuve el aliento, mientras sentía el pulso acelerado y escuchaba el retumbar de mi corazón. En esos momentos recordé, que, gracias a Dios, me había tomado la pasta para la tensión.
Por el rival que se tenía enfrente, la final tenía una connotación especial. En los años 70, un partido Millos-Santa Fe era el clásico bogotano que las dos hinchadas anhelaban ganar. Luego, en los 80, los rojos se fueron diluyendo y el clásico perdió trascendencia. Y fue precisamente en esos años, cuando nació la rivalidad con Nacional que tiene cierto tinte de regionalismo por lo que podría ser la pugna entre paisas y rolos. Desde entonces, Nacional es el archirrival de Millonarios y viceversa. En un duelo Millos-Nacional, sin importar quién es local, más que la disputa por los puntos se pelea la gloria y pone en vilo a las dos hinchadas más grandes del país. Se puede perder contra cualquier equipo, menos contra el archirrival. Si una derrota duele y es un trago difícil de pasar, ¿qué se sentirá perder una final? Tendré que preguntarles a mis amigos Saulo Guío o Andrés Romo.
Esta era la final que Millos no podía perder porque significaba más que una estrella. Y no la perdió. El equipo, sin hacer su mejor juego, demostró de que está hecho: de entereza y pundonor. Cuando estuvo perdiendo el partido no se desesperó, sacó la casta y logró la paridad. Y empatar no fue nada fácil, pues Nacional, sin ninguna vergüenza, vino a Bogotá a defenderse como lo hizo en Medellín y con un planteamiento timorato, puso una doble línea de cuatro. Parecía un equipo chico de esos incapaces de jugarle a Millonarios de igual a igual. Luego de irse arriba en el marcador, paró cinco defensas en la zona posterior y todo el equipo se refugió atrás para defender el gol. Táctica que resultó infructuosa porque, en el minuto 70, Andrés Llinás marcó el tanto del empate para delirio de la parcial albiazul. Ya en la instancia de los penaltis, Larry Vásquez trasformó el cobro definitivo en el gol que nos dio el título. Si el Campín no se derrumbó después de esta anotación, nunca se caerá. No olvidaré el abrazo fuerte que me di con Jaime; las estrechadas de manos con personas que estaban a mi lado, que a pesar de que eran desconocidas, en ese momento las sentí como amigos de siempre y las lágrimas de Milena León, tal vez por no tener a su padre para celebrar juntos la nueva estrella, aunque ella sabe que, desde el cielo, él ayudó para su consecución.
Confío que este sea el comienzo de muchos logros más, no solo a nivel local. Necesitamos un título internacional que siempre le ha sido esquivo a Millonarios. Creo que Gamero con este equipo nos lo puede dar, siempre y cuando se refuercen algunos puestos. Con la nómina actual no alcanzamos a pelear la Libertadores.
Que orgulloso me siento de Millonarios. La alegría que me produjo la estrella 16ª es indescriptible. Una estrella que brillará permanentemente en su escudo y que creo debería tener un asterisco: “se la ganamos a Nacional”.
Remate al Arco: Escribió el periodista Jorge Barraza: “Para obtener diploma de hincha es preciso sentir aversión por el rival…” En mi caso, creo que me gradué de hincha desde muy joven, porque desde hace bastante tiempo le tengo bronca a Nacional. 🤣
Ninguna hincha azul, ningún fanático verde, olvidara jamás el 24 de junio de 2023. La final de ir ninguno podía perder. Gran relato, Jorge, felicitaciones.
ResponderBorrarUn relato que revive las emociones de este día inolvidable, emocionante literalmente hasta las lágrimas (nuevamente) Gracias Jorge!
ResponderBorrarEsta estrella* será recordada para siempre.
Imposible leer y no recordar ese momento, un trago amargo para mí como hincha de Nacional, infiltrado en el estadio que no es lo mismo, pero que se compensa con la felicidad que sintió Mile. Muchas gracias por la mención y felicitaciones, ojalá venga pronto una revancha, los hicnchas del fútbol nos la merecemos
ResponderBorrarQue gran relato, logras que el lector sienta tu emoción. Me hiciste ir al diccionario por aquello del pundonor. Gracias por compartir tu talento. Y de nuevo, felicitaciones por esa Estrella.
ResponderBorrarQue buena Experiencia mi amigo Jorge Luis. Es verdad. Un premio a un proceso serio y de paciencia y apoyo por parte de los Directivos, jugadores e hinchas. Un proceso que dió muchos frutos, varios jugadores de la cantera al exterior y consolidados como jugadores profesionales. (Juanito Moreno, Ricardo Rosales, Moreno Paz, Samuel Asprilla, Omar Bertel, Kliver Moreno, Dewar Victoria, Yuber Quiñones, Luis Paredes. Y los que se han ido. Carlos Gómez, Emerson Rodriguez, Santiago Mosquera, Daniel Ruiz (Comprado a Fortaleza pero formado por Gamero). Y otros que se me escapan. Y que hablar de la futura estrella. OSCAR CORTES. solo nombro 14 jugadores fruto del Proceso Gamero. Seguramente me faltarán 5 o 6 jugadores más.
BorrarDe otra parte el estilo de juego de Millonarios en éste proceso, es otro fruto grande. Una identidad de juego que pocos lo tienen en Colombia y que pocos lo tienen en Suramerica y hasta en Europa y que en estos tres años y medio se ganó con su trabajo y presentaciones de local y de visitante. siempre para adelante, a ganar los partidos independientemente del Rival que tenga al frente. Eso es muy bueno para el Fútbol en sí.
De la estrella 16. Merececida y lo resumo diciendo. Se ganó la estrella al que tenía que ganarle, en el momento en que tenía que ganarle y hará parte de la historia. Ganar la Liga frente a Nacional era la máxima prioridad frente a la clasificación a la Suramericana. Una lástima la no clasificación a la Suramericana. Hubiera sido espectacular seguir en competencia y por que no. Pensar en un Had Trick. "Torneo Betplay", "Liga Betplay" y "Suramericana". No se pudo con la última pero estoy seguro que hará parte del proceso de Gamero para los próximos años. Recordemos que Gamero exigió para su renovación la construcción de un centro de alto rendimiento.
Como dices, todo este fruto debe continuar su cosecha para segundo semestre 2023 y 2024 con unos buenos refuerzos y sosteniendo la actual nómina, en posiciones clave como la de Llinás y Vargas. Para mí, se requiere de un central de Categoría, dos laterales izquierdo y derecho y un extremo. Ojalá vuelva Daniel Ruiz.
Un abrazo y que Viva Millonarios
Leer la columna , es volver a revivir las emociones que todos los colombianos sentimos en esa fecha memorable para el fútbol colombiano, gracias Jorge Luis por esos magníficos escritos .
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