Iván Duque cerró su mandato con un gesto mezquino en el que se le notó demasiado su inmadurez. Hago referencia al hecho de no prestar la espada de Bolívar para la posesión de su sucesor. Ni siquiera en las postrimerías de su gobierno, el presidente fue capaz de dar muestras de grandeza.
Con este bochornoso episodio, Duque se vio como un niño consentido que, aunque ya no va a jugar más, decide no prestarle el balón a un compañerito porque le cae mal. Para desazón del mandatario saliente, su orden fue desautorizada por el presidente recién posesionado, con una contraorden que lo dejó en ridículo.
Fueron insulsos los argumentos que Duque esgrimió para
impedir que Petro esgrimiera la mencionada espada. Se conoció lo que el
presidente explícitamente ordenó, semanas atrás, al jefe de la Casa Militar de
Palacio, encargado de la custodia del legendario sable:
-No le vaya a entregar la espada de Bolívar a ningún
petrista. Cuando vengan por ella, saque alguna excusa. Échele la culpa a
Santos, diga que él la refundió o algo así. Y si viene el propio Petro, le puede entregar esto -sugirió el presidente, entregándole un machete.
-Señor presidente, no creo que esto pueda pasar por una espada
-comentó el custodio mientras sacaba el machete de su funda.
-Acepto que está un poquito sucio… ¿y si lo brillan con
pomada Brasso? Ayer compré una caja.
-Con todo respeto, señor presidente, ¿no le parece que
conviene que usted, en un gesto que lo enaltecería, otorgue el permiso de
salida de la espada para que el nuevo presidente la exhiba el día de la
transmisión de mando?
-¿De qué me hablas,
viejo?
-Lo que pasa, es que ya se han surtido todos los protocolos
de seguridad para su retiro y toda la documentación está en regla.
-¿Y si le damos una réplica? -propuso el presidente-. Podemos
pedirle a Jennifer Arias que haga un plagio de la espada, ella tiene
experiencia en eso.
-No creo que sea buen idea, señor presidente. Además…
-Mire -interrumpió Duque con firmeza, mientras sacaba un Chocoramo
del bolsillo exterior de su chaqueta-. Yo soy el presidente hasta las 3 de la
tarde del 7 de agosto y aquí se hace lo que yo diga.
Luego agregó con tono pausado:
-No autorizo la salida de la espada porque no sabemos si
regresa. No olvidemos que, en 1974, el M-19 se la robó. Lo mismo puede ocurrir esta
vez.
-Lo que usted diga, señor presidente -aceptó el custodio sin
mucho convencimiento.
-No me gusta este tipo. Debí haber creado una Alta Consejería
para el Manejo de la Espada de Bolívar -dijo el presidente para sí, mientras se
alejaba y le daba un pequeño mordisco al Chocoramo. (¿De ahí vendrá lo de “Iván
Mordisco”?)
-//-
Petro quería exhibir la espada de Bolívar el día de la ceremonia de su investidura, como finalmente ocurrió, por considerar que es un símbolo de lucha y libertad del pueblo. Además, se convirtió en el emblema del M-19. Tal vez, por esto último, fue que ordenó, en su primer acto como presidente, llevarla a su posesión.
La orden fue acatada:
-Por orden del presidente Petro, le solicito que me
entregue la espada -dijo el hombre encomendado de llevar la reliquia, al llegar
a la Casa Militar de Palacio.
-¿Cual espada? -preguntó el funcionario encargado de su
custodia, haciéndose el desentendido.
-La de Bolívar.
-¿La de Gustavo Bolívar, el senador de la colita de
caballo?
-No, señor. El sable de nuestro Libertador.
- Ah... Sí, claro. ¿Trajo los documentos, para poder
retirarla?
-¿Qué documentos?
-Fotocopia autenticada de la cédula, al 150; carné de
vacunación contra el Covid-19; declaración de renta del último año gravable;
SOAT vigente y el RUT. Además, debe llenar estos formularios y tener dos fiadores
con finca raíz.
-No tengo nada de eso. Pero bueno, yo le digo al
presidente que usted no me quiere entregar la espada.
-No es para tanto -repuso el custodio-. Hagamos una
cosa: déjeme mil pesos de finca y
llévesela.
-Está bien -aceptó triunfante el hombre que fungía como
mensajero-. Además, necesito escolta para transportarla. Y una cosa más: la
señora Verónica me pidió que me asegurara que estuviera bien lustrada.
-¿Verónica Altejer?
-Es Alcocer.
-Tiene razón, me equivoqué de oficio -admitió el custodio
con una leve sonrisa.
-Para claridad, la que quiere que la espada esté
reluciente es la Primera Dama, la señora monita de pelo corto que tiene un vestido
como el que usa el Papa.
-No se preocupe por eso. Se brilló hace unos días con una
pomada Brasso, que trajo el mismo presidente Duque.
-//-
Pasaron casi 20 minutos, cuando por fin, la espada de Bolívar
hizo su arribo a la ceremonia, en una urna de vidrio conducida por cuatro
hombres de la Guardia Presidencial. A su entrada, los asistentes se pusieron de
pie, algunos aplaudieron y no faltaron comentarios: “Esa espada le pertenece a Venezuela, hace parte de su patrimonio histórico”
-vociferó Piedad Córdoba-; “Recuerdo a Simón blandiendo esa espada con maestría”
-comentó Amparo Grisales, quien, con grandes gafas oscuras, trataba de pasar
desapercibida-; “Tanto esperar para ver un sable tan chiquito,
los sables que conozco son muchos más grandes” -se quejó, en voz baja, Esperanza Gómez.
Si bien los asistentes a la posesión se levantaron cuando
ingresó la histórica arma, el rey Felipe VI de España, se quedó sentado sin
inmutarse, hecho que suscitó algunas críticas. Sin embargo, lo que pocos saben, es que el monarca, queriendo probar platos típicos de nuestro
país, había almorzado una bandeja paisa la cual acompañó con jugo de guanábana
en leche. Como el almuerzo le cayó algo pesadito, tenía sensación de llenura y
sentía el estómago inflado. Ante esta situación, Su Majestad prefirió quedarse
quietico. No había razón para exponerse a una vergüenza real.
Ja ja ja me encantó todo en especial lo del soat!!
ResponderBorrar¡Muy divertida esta entrada! Para los aficionados a las teorías de la conspiración, ¿es esta la verdadera espada del Libertador? ¿alguna vez lo fue? Si lo fue, ¿la espada devuelta por Navarro Wolff correspondía exactamente a la misma que fue robada en la Quinta de Bolívar? Saludos desde Marruecos.
ResponderBorrarAgrdezco tu comentario, Francisco.
ResponderBorrarSe dice que la espada que se exhibio en la posesión de Petro es una réplica. Es decir, que no se tiene la original. De ser así, la pregunta que sobreviene es: ¿dónde esta la original? o cómo tú lo anotas, ¿alguna vez se tuvo?