El Tribunal Superior de Bogotá declaró inocente a Álvaro Uribe por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal, por los que había sido condenado en primera instancia. Una decisión que, como era de esperarse, fue celebrada con entusiasmo por sus incondicionales, quienes no tardaron en desempolvar la narrativa de la persecución política.
No voy a insinuar que los dos magistrados —Manuel Antonio Merchán y Alexandra Ossa— que lo absolvieron plenamente de todos los cargos, son afines al expresidente y que, en cambio, María Leonor Oviedo, quien se apartó de la decisión y defendió la condena inicial, es de línea petrista. Esa sería una argumentación facilista propia de quienes se sitúan en los extremos y solo ven el país en blanco y negro. No olvidemos que cuando la jueza Sandra Heredia lo condenó a doce años de prisión, los simpatizantes del expresidente estallaron las redes denunciando sesgo petrista en el fallo. Hoy, con el fallo absolutorio, son los áulicos de Petro quienes devuelven el golpe, calificando de uribistas a los magistrados. En Colombia, pareciera que la justicia solo es imparcial cuando falla a nuestro favor.
Para el tribunal, la jueza de primera instancia no valoró de manera correcta las pruebas y estimó que la Fiscalía no logró comprobar que el expresidente hubiera dado instrucciones a su abogado Diego Cadena, para ofrecer dádivas a los testigos, a cambio de modificar su versión sobre supuestos vínculos con grupos paramilitares. En otras palabras, el beneficio de la duda terminó inclinando la balanza hacia la absolución. Y, por lo que entiendo, en derecho penal, la duda razonable es una garantía fundamental.
No se puede negar la relevancia histórica de Álvaro Uribe. Durante los últimos veinticinco años ha sido, sin duda, la figura política más influyente del país, con una habilidad inobjetable para poner actores y moldear escenarios. Sin embargo, tampoco es menos cierto que su paso estuvo marcado por lamentables episodios: ejecuciones extrajudiciales —los infames falsos positivos— , interceptaciones telefónicas ilegales y repartija de prebendas para asegurar la reforma constitucional que permitió su reelección inmediata. Y si no hubiese sido por la Corte Constitucional, que logró atajar el referendo que le abría las puertas para una segunda reelección, se hubiese quedado con las llaves de la Casa de Nariño, no sabemos por cuanto tiempo más.
Pero todo eso, por más tentador que sea recordarlo, nada tiene que ver con la validez y solidez jurídica del fallo. La legitimidad de las instituciones depende, sobre todo, de que sus decisiones sean reconocidas y acatadas. Uno puede estar de acuerdo o no con las decisiones de la justicia en sus diferentes instancias, pero respetar los fallos es mandatorio y una forma de contribuir —creo yo— a desescalar el nivel de confrontación que nos consume, por cuenta de la polarización.
En este caso en particular, la absolución de Uribe debe ser respetada como acto de justicia, independientemente de las simpatías o las antipatías que pueda suscitar. Incluso si uno es de los que cree que sí sabía de los movimientos de Cadena, porque su abogado —como es fácil suponer— no daba un paso sin antes consultarle.
Remate al Arco: Cuando en febrero de 2018 la Corte Suprema de Justicia encontró indicios de que Uribe había manipulado testigos para inculpar al senador Iván Cepeda, el expresidente, para su defensa, decidió apartar a sus abogados Jaime Granados y Jaime Lombana —dos pesos pesados del derecho penal— para contratar a Diego Cadena. Creo que si no hubiese hecho ese cambio de alineación, tal vez, nada de esto hubiese pasado. ¿Fue una "Cadena" de errores? En la política, como en el fútbol, no es raro ver autogoles.

Pedro Rodríguez. Así es Jorge aquí en Colombia la mayoría de las personas actuan o actuamos por interés político y sobre todo sin conocer a fondo la problemática o acusación. Por mi lado, sin ser Uribista, me parece que se hizo justicia, así el acusado hubiera sido Petro, quién no es de mi agrado. Creo que con este fallo ya no hay nada más que hacer aunque he oído que algunos Petristas van a ir a otra instancia, no sé si pueda y si sea viable. Saludos
ResponderBorrarTotalmente acertada la columna. Non podemos seguir pensando en un pais en donde si no estas conmigo eres mi enemigo. Ese es el mayor daño que el señor Innombrable le ha hecho a Colombia. Polarizarnos.
ResponderBorrarWilliam Pinzón, es triste ver cómo en Colombia hace mucho se perdió esa dignidad Presidencial, pienso que desde Lleras Restrepo, que mandó a dormir a los colombianos mientras le robaba la elección al general Rojas Punilla, después ha sido todo vergonzoso, hasta que los partidos corruptos, en casi un nuevo frente nacional para salvar el país de la toma de las Farc, le entregaron el país al peor delincuente y de ahí el espectáculo de justicia qué tenemos, una vergüenza, de un narco estado.
ResponderBorrarHola Jorge, en una anterior columna relacionada con el proceso de Uribe, comenté que allí se consignaban declaraciones y pruebas que le daban la razón al Expresidente Uribe y que por el contrario los testimonios enlodában a Cepeda, bueno, eso mismo vieron los dos magistrados del Tribunal ( D Carrera)que le dieron la razón a la defensa, tanto es así, que le llamaron fuertemente la atención a la juez de primera instancia por la falta de rigor y metodología científica en la valoración de las mismas y si teniendo en cuenta consideraciones subjetivas y de percepciones sobre la condición y personalidad del acusado lo que motivaron ese primer fallo.
ResponderBorrarEn este caso, te recuerdo Jorge, Uribe es absuelto, no por la duda razonable que comentas, es absuelto porque la fiscalía no pudo demostrar su culpabilidad, es decir, no había prueba alguna, ni siquiera en caso que se hubiesen validado las escuchas que lo cataloga como determinador de los delitos por el cual fue juzgado y condenado en primera instancia. La narrativa falsa que han creado de Uribe en los últimos 40 años, se está cayendo y está perdiendo valor. Creo que no existe en la historia de la República un Colombiano más investigado que Uribe.
Este fallo debe reconfortar a todo ciudadano, ya que le da confianza y esperanza en su justicia. Un saludo
Edgar Mojica. Totalmente de acuerdo con Bladimir. No fué por duda razonable. como bien lo dice Bladimir. Fue porque la fiscalía no encontró pruebas válidas y suficientes en su contra y la intercepción ilegal de su teléfono etc etc etc. Pero a parte de todo esto, siempre he manifestado que si Uribe o cualquiera tiene que pagar por algún delito, que lo pague, indistintamente que sea de izquierda, centro o derecha. Y si. voté por Uribe y lo volvería a hacer a ojo cerrado. De otra parte me pregunto porque al señor Santos no le pasa lo mismo. Anda muy orondo por el mundo comentando sobre el Gobierno actual y los pasados y su nefasto proceso de Paz que lo que hizo fue entregarle el País a la Guerrilla nuevamente. La JEP da mucho que pensar y deja mucho que desear. Sus fallos son una completa ridiculez tanto para la Guerrilla como para los militares implicados en falsos positivos. Santos amiguis de la izquierda y la guerrilla. Porqué a él no lo investigan. El es el culpable de esta debacle que vive el País en la actualidad. Remate al Arco: Del actual Presidente ni hablar
ResponderBorrarMagistral proceso de síntesis y reflexión jurídica Jorge. Que da el gran sin sabor que la política está por encima de la justicia ciega.
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