Devolviendo la Película

                                       


En 2000, Blockbuster, la otrora exitosa empresa de renta de películas, rechazó a Netflix, cuando le propuso una fusión o comprarla por $50 millones de dólares. Está claro que le faltó prospectiva, no vio venir lo que estaba por ocurrir y ese gigantesco error de cálculo le costó la quiebra, la liquidación y el triste destino de convertirse en un recuerdo cargado de nostalgia, cuando menos para mí.


Durante años fui cliente fiel de Blockbuster y lamenté su desaparición. A mediados de los 90 empecé a alquilar películas en VHS, en la tienda que quedaba en la séptima con 59; luego, por cercanía a la casa, en Ciudad Salitre; más tarde, me hice cliente de la que quedaba en la NQS como con 120 y finalmente —ya con DVD disponibles— visitaba asiduamente la sede de la esquina de la 19 con 102, hasta su cierre. Me hacía feliz ir a Blockbuster, sobre todo cuando iba con mis hijas. Era todo un ritual: recorrer los pasillos, husmear los estrenos, devorar las sinopsis de las contraportadas, aprovechar ofertas 2x1. En ocasiones, alquilaba tantas películas que terminaba devolviendo algunas sin verlas, solo para evitar la multa. Y como me cuesta desprenderme de ciertas cosas, a lo mejor tengo guardado, en algún lado, mi carné de socio. No me extrañaría que algún día, sin buscarlo, lo encuentre, probablemente, junto al verde de Betatonio, ese otro ícono de los videoclub con aroma ochentero que también se fue. Sospecho que Blockbuster tuvo que ver.

No cabe duda de que Netflix, que nació el mismo año que María Paula, mi hija mayor, se ha convertido en un verdadero modelo de éxito, hasta llegar a ser lo que es hoy: una plataforma que cuenta con más de 300 millones de suscriptores globales a los que les facturó el año pasado, cerca de $40.000 millones de dólares.

Todo comenzó en 1997 como un exitoso emprendimiento de alquiler de DVD a domicilio. Consumada la masificación del internet, la empresa acertadamente dio el salto al servicio de streaming, lo que significó una jugada audaz que cambió para siempre el rumbo de la industria audiovisual. Una apuesta de innovación que redefinió lo que llamábamos “ver televisión”.

Luego vino la producción de contenido propio y, desde entonces, compite de tú a tú con los grandes estudios. Todos, en algún momento, hemos disfrutado alguna de sus producciones originales, como Orange Is the New Black, Stranger Things, The Crown... la lista es larga como un binge-watching. Hoy, la compañía que revolucionó la forma en que consumimos entretenimiento, ya no es solo una plataforma para ver películas, series o documentales. Ahora también, transmite eventos en vivo, a veces con publicidad, como era de esperarse.

Considero que Netflix sigue siendo la reina del streaming. Uno tiene Netflix y las demás plataformas para complementar las opciones de entrenamiento. Es como tener pan y luego decidir si le agregamos mantequilla, mermelada o las dos. No sé cuánto tiempo durará ese reinado en un mercado en donde la competencia es feroz y la fidelidad es más volátil que el clima bogotano. La empresa ha venido perdiendo suscriptores por el auge de sus competidores y por la bella costumbre de los clientes de compartir las contraseñas. Esta solidaria práctica la ha obligado a implementar medidas restrictivas que pocos celebran.

Aunque la sigo prefiriendo, debo admitir que últimamente paso más tiempo en Disney+, que tras integrar Hulu (lo que conocíamos como Star+) ofrece un catálogo atractivo. También veo con frecuencia Max (la reencarnación de HBO), que sin presumir de una oferta tan extensa, posee una extraordinaria capacidad para producir series memorables. Basta mencionar la que, en mi opinión, es la mejor de la historia: Game of Thrones.

Comparto mi ranking personal de las series de Netflix que más me han atrapado, responsables de tantas horas de sofá:

1. Breaking Bad

2. Ozark

3. House of Cards

4. Dark

5. Vikingos

6. The Blacklist

7. El Problema de los Tres Cuerpos

8. El Juego del Calamar (la primera temporada, claro)

9. After Life

10. Mindhunter

Remate al Arco: El término Blockbuster se usa para indicar que una película es un éxito de taquilla o una superproducción. Por su parte, Netflix es un acrónimo formado por “Net”, de internet, y “flix” abreviatura coloquial de flicks, término inglés para referirse a las películas o al cine.


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1 comentario

  1. Jorge Luis , gracias por llevarnos a los años 90 y a revivir estos acontecimientos que fueron parte de nuestro pasado. Un abrazo gigante.

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