En 2018 conocí al padre Francisco De Roux con ocasión de la presentación de la norma técnica Sistema de Gestión de Cultura de Paz Organizacional, ideada y construida por la Fundación PazPaís de la cual hago parte. En el evento, que se llevó a cabo en la Universidad Javeriana, tuve la oportunidad de cruzar algunas palabras con el sacerdote jesuita sobre la norma como propuesta novedosa —única a nivel mundial—, mientras me firmaba su libro La Audacia de La Paz Imperfecta, en el cual reúne sus reflexiones sobre el proceso de paz en Colombia.
Destaco el hecho de que De Roux haya trabajado durante muchos años por las víctimas del conflicto armado colombiano. Me parece, también, que durante su periodo como presidente de la Comisión de la Verdad, cumplió con la tarea encomendada, puso a las víctimas en el centro de los acuerdos y buscó en el perdón la clave para lograr la reconciliación. Pero de ahí a creer que sea inocente de lo que se le acusa, hay una brecha grande, casi un abismo. Pienso que no sería el primer religioso que al enterarse de este tipo de casos haya omitido hacer la denuncia correspondiente. Es común que en casos de sacerdotes pederastas, las autoridades eclesiásticas, lo único que hacen es trasladarlos a otros pueblos o ciudades, propiciando, con ello, que sigan cometiendo estos abusos en otras parroquias.
Infortunadamente, la cultura del silencio y el encubrimiento ha imperado en la Iglesia durante muchas décadas. No son pocos los casos de pederastia que han sido ocultados o minimizados por las autoridades eclesiásticas, que han preferido mantener la imagen y el prestigio de la institución sobre el bienestar y la justicia de las víctimas. Esto, desde luego, ha favorecido la impunidad y la repetición de los abusos. Un ejemplo de esto es la indiferencia del papa Juan Pablo II frente a las denuncias de las víctimas por abusos sexuales a menores, perpetrados por el religioso mexicano Marcial Maciel, fundador de la comunidad Legión de Cristo. Tras su muerte, la misma comunidad reconoció que además de los abusos perpetrados por Maciel, hubo un total de 175 menores de edad —entre 11 y 16 años— víctimas de violaciones cometidas por 33 sacerdotes que pertenecían a ella. Lo increíble es que esto lo sabía El Vaticano, pero prefirió mirar para otro lado y lo ocultó por más de 60 años en una inexplicable e indignante protección hacia la congregación y su fundador.
En Colombia, el Cardenal Luis José Rueda también tiene denuncias por presunta complicidad con religiosos pederastas. La investigación periodística adelantada por Juan Pablo Barrientos y Miguel Ángel Estupiñán, señaló que el Cardenal conocía varios casos de curas denunciados por abuso sexual, pero no los remitió a la Fiscalía. Los periodistas lo han exhortado públicamente para que utilice su poder para desmantelar el aparato de cubrimiento de la Iglesia Católica colombiana, pero Rueda guarda silencio. Barrientos y Estupiñán tienen documentados 569 casos de sacerdotes denunciados por pederastia en los últimos 20 años, que corresponden solo al 13% de la información que les entrego la Iglesia. Para obtener el 87% restante, se requiere que la Corte Constitucional obligue a los obispos a entregar los archivos.
El papa Francisco se ha referido a los ocultamientos de abusos sexuales a menores de edad cometidos por sacerdotes y aseguró que El Vaticano nunca más intentará encubrir ni subestimar las denuncias sobre estos casos. Así esto se quede en un discurso, al menos hubo una declaración al mundo en este sentido, abriendo un resquicio de esperanza, cosa que nuca hicieron sus antecesores. Además, dijo que era justo pedir perdón y que sentía dolor y vergüenza por el "daño irreparable causado a los niños víctimas de abusos sexuales por parte de la Iglesia católica”. Lo que hizo Francisco fue reconocer los pecados de la propia Iglesia. Y, “reconocer”, es tan importante que se escribe igual al derecho y al revés.
Indudablemente, la pederastia en la Iglesia afecta la fe y deteriora la confianza en la religión católica. Muchas personas se han alejado o han abandonado la Iglesia por sentirse decepcionadas o traicionadas. Así mismo, genera un daño en la imagen y reputación de los religiosos inocentes, pues estos casos han generado una sospecha generalizada sobre todos los miembros del clero, llevándolos a ser objeto de estigmatización o discriminación. En cuanto a los que sí son culpables de estos horrendos crímenes, creo que no tienen perdón de Dios porque sí saben lo que hacen.
Remate al Arco. El papa Juan Pablo II presentaba a Marcial Maciel, ante el mundo, como “el apóstol de la juventud”. Creo que más bien debió mostrarlo como “el depredador de la juventud”. ¿El hecho de que Maciel hubiera hecho millonarias donaciones a El Vaticano, tuvo que ver con el encubrimiento?
Me invita mi amigo Jorge Luis a opinar cómo hombre de fe, lo primero sea indicar que mí Fe, no me da autoridad para opinar, ni mucho menos contra mi Fe Católica, pues como Jesucristo nos dice: "quién esté libre de pecado que tire la primera piedra". El tema de mí Fe Católica es tan íntimo y tan profundo con Dios que jamás estará en discusión, pues él me perdona a diario y me fortalece en ella, pese a no entenderme a menudo con la humanidad. Un abrazo amigo Jorge Luis.
ResponderBorrarQuiero complementar este tema, desde un punto de vista muy personal sobre el celibato y los escándalos de abuso que aborda varios puntos importantes, y es un tema complejo que involucra la historia, la teología, la moral y las realidades humanas. Lo he estructurado en varios aspectos::
ResponderBorrar1. La Imperfección Humana y los Líderes Espirituales:
Es cierto que la Biblia está llena de relatos de hombres de Dios que, a pesar de ser considerados grandes figuras de fe, tuvieron momentos de debilidad. El caso del Rey David es un ejemplo claro: un hombre según el corazón de Dios, pero que cayó en pecado, lo que generó consecuencias graves tanto para él como para su familia. Esto refleja la naturaleza humana y cómo incluso los líderes más espirituales no están exentos de fallos, lo que nos recuerda que la Iglesia está formada por seres humanos imperfectos, como todos los demás.
2. El Celibato y sus Consecuencias:
El celibato en la Iglesia Católica es visto, tradicionalmente, como una dedicación total a Dios y a la comunidad, pero también es un tema polémico. Algunas personas, creen que este voto puede llevar a tensiones internas que, en algunos casos, se traducen en comportamientos destructivos, como los abusos sexuales. Esta visión sugiere que la represión de deseos humanos naturales, cuando no se maneja adecuadamente, puede resultar en conductas disfuncionales o incluso patológicas.
La relación entre celibato y abuso sexual en la Iglesia ha sido objeto de numerosos estudios y críticas. Si bien el celibato no es la causa directa de los abusos, es innegable que, en algunos casos, la imposición de esta disciplina sobre individuos no preparados para vivirla de manera saludable ha contribuido a un contexto en el que los abusos se han ocultado y perpetuado. De hecho, algunos expertos argumentan que el celibato puede generar una falta de equilibrio emocional y afectivo que, en lugar de promover una vida de oración y servicio, puede llevar a distorsiones de la sexualidad y el poder.
3. La Iglesia como Hospital Espiritual:
La metáfora de la Iglesia como un hospital para el alma es muy poderosa.Esta debería ser un lugar de sanidad integral, donde se busca sanar todas las dimensiones de la persona: física, emocional, espiritual. Sin embargo, la Iglesia, al ser una institución humana, también está marcada por las imperfecciones de sus miembros, y no siempre ha logrado ser ese espacio de sanación que uno podría esperar. A veces, en lugar de ofrecer consuelo y redención, se ha visto envuelta en escándalos que han dejado heridas profundas, especialmente en el caso de las víctimas de abuso.
Sin embargo, el llamado a la Iglesia sigue siendo el mismo: ser un lugar donde todos los que buscan sanidad encuentren acogida, y donde los defectos y fallos humanos sean reconocidos, pero no como excusa para perpetuar el daño, sino como parte de un proceso de transformación y redención. Si la Iglesia logra abrazar más profundamente su misión de sanación integral, también podrá abordar de manera más efectiva sus propios problemas y ayudar a los demás a sanar.
4. La Visión de una Iglesia Redentora:
Concluyo que la Iglesia debería ser un lugar donde se busque liberación de ataduras y maldiciones generacionales, y que esto debe incluir todos los aspectos del ser humano, es una invitación a la renovación. Esta visión es positiva y tiene un gran potencial para inspirar un cambio hacia una Iglesia más inclusiva, compasiva y auténtica. En lugar de centrarse exclusivamente en la condena de comportamientos, debería centrarse en ayudar a las personas a sanar y crecer en su relación con Dios, sin ignorar las realidades complejas y dolorosas que enfrentan.
JS
Nuestro Señor Jesucristo nos dice en San Lucas 17,3-2."Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños. Así que, ¡cuídense! »Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo."
ResponderBorrarCiertamente la herida en el Alma de las víctimas, perpetrador y de los fieles es muy grande, es por Ello que toda La IGLESIA,. Viene sufriendo este calvario desde hace varias décadas, tomando medidas que el mundo secular no lo ve y se queda con el caso comentado en esta columna. San Juan Pablo II y en su momento el Cardenal Ratzinger instaron a las conferencias episcopales en donde se dieron éstos abusos a corregir y sancionar, tanto que siendo El, Benedicto XI, retiro a Maciel de la congregación al año siguiente de haber sido nombrado Papa. Hoy en día La Iglesia tiene una política que se viene implementado desde hace varias décadas de La Cultura del Cuidado para evitar que éstos casos se repitan.
Esto me recuerda el episodio vivido por El Papa León XIII, al escuchar una conversación entre Cristo y El diablo, pidiéndole permiso de 100 años para acabar con su Iglesia, Cristo lo permitió, pero el tiempo está terminando y sabe que le queda poco tiempo, pero al final Cristo y su Iglesia triunfará.