Un Tigre Vestido de Azul

Millonarios lo logró. Sólo un grande puede traer a un grande. Pasó lo que pensé no pasaría. Radamel Falcao García ya hace parte de las huestes Embajadoras, lo que constituye el fichaje más importante en la historia del fútbol colombiano después de los de Pedernera y Di Stéfano, las estrellas argentinas que también trajo Millos a mediados del siglo pasado.

Como admirador de Falcao e hincha azul, su contratación me alegra, ilusiona y me llena de orgullo. No obstante, creo que es una apuesta riesgosa la que hace el club —así su contrato sea por sólo seis meses— en consideración a su propensión a las lesiones, las cuales, por su edad, lo podrían alejar de las canchas por largo tiempo. Eso sería como tener un Ferrari en el garaje que no se puede sacar por algún problema mecánico; pero de todas formas, hay que seguir pagando las altas cuotas del préstamo asociado a su adquisición. Ojalá eso no suceda y su pasó por Millonarios sea exitoso en beneficio propio y de la institución.

Su llegada a nuestro futbol no sólo dinamizará la Liga —muchas personas lo irán a ver en todos los estadios del país— si no que en términos de mercadeo, será una inversión rentable para el club. Falcao será la imagen de cerveza Andina, el principal patrocinador de Millonarios, y muy seguramente la camiseta número 9 romperá todos los récords de ventas. Ahora, también espero que desde lo deportivo su contratación sea un acierto. Que su rendimiento sea óptimo, que le alcance el tanque para jugar los 90 minutos —complicado por la altura de Bogotá— y que sus goles sean decisivos para ganar partidos. Sabemos que Falcao es un gran profesional, que se entrena aun en los recesos del torneo —se lleva a su entrenador personal a sus vacaciones— y que este fichaje lo ha tomado con la mayor seriedad y asumido como un reto personal. Por todo ello, confío que El Tigre brillará con Millonarios y que con el paso de los partidos se empezarán a disipar mis dudas.

Falcao debutará con Millos el próximo 9 de julio, en partido amistoso contra River Plate (Gallinas vs. Gallinas), el equipo del cual fue figura. Será una primera aproximación para saber en qué nivel está. En torno al Millonarios que veremos en el próximo campeonato, me surgen varias dudas: ¿cambiará Gamero el esquema táctico para que, de cierta forma, el equipo juegue para Falcao? ¿jugará con dos nueves? ¿pondrá a Leo Castro un poco más retrasado? ¿tendrán chance de jugar como titulares, Giordana y Carvajal?

Deseo que Falcao marque muchos goles. De hecho, prometió que serían en guarismo de dos dígitos. Como jugador y, sobre todo, como persona, merece triunfar en esta última etapa de su carrera porque, a parte de todo, también es una apuesta que le hace al país.

Desde niño Falcao ha declarado ser hincha de Millos y hace años hizo público su deseo de terminar su ciclo, como futbolista activo, vestido de azul. Pues bien, ya es un sueño cumplido para él —y para la hinchada—. La cereza del pastel sería que se corone campeón con el equipo de sus amores, ese mismo que, al igual que yo, lleva en el corazón.

Remate al Arco. En 2008, junto con unos amigos, seguí a la Selección Colombia por Perú y Ecuador para sus partidos por las eliminatorias al mundial de Sudáfrica. En el hotel en donde nos alojamos en Quito, coincidimos con el equipo; por tanto, era relativamente frecuente encontrarnos con los jugadores en el lobby o en un restaurante. Aprovechando esta situación, el sobrino de mi amigo Darío Linares le encomendó una misión: conseguir que Falcao estampara su autógrafo en una gorra. La tarea no estaba resultando fácil porque siempre había mucha gente alrededor del futbolista —aficionados, periodistas y personal de seguridad— que impedían abordarlo. Y cuando pudimos tomarnos fotos con él, Darío no tenía la gorra consigo.

Una mañana sucedió lo impensado: Darío salió de su habitación rumbo al restaurante y al entrar al ascensor se encuentra con Falcao. Estaba allí solito, como si lo estuviera esperando. Mi amigo le comenta el encargo de su sobrino y le explica que dejó la gorra en la habitación. El máximo goleador de la Selección, en un gesto que lo enaltece, lo invita a que vaya por la gorra mientras lo espera oprimiendo el botón del ascensor para que no se cierren las puertas. Falcao no es sólo un crack; es, sin duda, un caballero, un gran tipo. Como todo hincha de Millonarios.