Una Fiesta de Cinco Días

 



Anoche se terminó en Valledupar, la quincuagésima séptima edición del Festival de la Leyenda Vallenata, con la coronación de Jaime Luis Castañeda como nuevo Rey Vallenato. He asistido en tres oportunidades a este maravilloso evento; dos de las cuales, correspondieron a la elección del Rey de Reyes, certamen que enfrenta entre sí a reyes vallenatos de la categoría Profesional, coronados en competiciones anteriores.


El Rey de Reyes inicialmente se hacía cada diez años y desde 2022 pasó a realizarse cada cinco, cosa que celebro. Se pueden contar con los dedos de una sola mano, los reyes vallenatos que han ganado esta distinción desde 1987, año en que se creó. En 2007 vi coronarse como Rey de Reyes a Hugo Carlos Granados y en 2017, cuando el Festival cumplió 50 años, a Álvaro López, mi acordeonero favorito, con quien alguna vez me tomé una foto. Alvarito es miembro de la dinastía conformada por su padre Miguel, su tío Elberto —conocido como “El Debe”— y su primo Navín López. Me encanta la manera sencilla y limpia como interpreta el acordeón que hace que se vea como algo fácil. Su virtuosismo lo llevó a hacer pareja con Diomedes Díaz y Jorge Oñate, dos leyendas del vallenato.

En cuanto a los cantantes que he disfrutado en tarima, mi preferido es Beto Zabaleta, recordado por temas como Déjenme Quererla, Benditos Versos o La Gemela, que hizo famosos con el acordeón de Beto Villa, cuando conformaron Los Betos. Zabaleta no solo es un gran intérprete con una voz potente, si no un tipo sencillo que sabe conectar con el público.

Del Festival Vallenato se pueden decir muchas cosas: que tiene su origen en una tradición oral que se remonta al siglo XIX; que se lo inventaron Rafael Escalona, Alfonso López Michelsen y Consuelo Araujo Noguera o que es el más importante evento del género. Para mí, es simplemente una gran fiesta de cinco días corridos que refleja todo el folclore de la región al ritmo de acordeón, caja y guacharaca, en medio de un ambiente mágico por donde corren ríos de Old Parr —el whisky al que un amigo colombianizó llamándolo El Viejo Parra— A propósito de este whisky, según la empresa Diageo, Colombia es el país que más lo consume en Latinoamérica (más del 40%) y en los días del Festival, Valledupar rompe todos los récords. No es casualidad que a la ciudad se le conozca como “Valle-de-Old-Parr”.

El Festival Vallenato es una forma de expresión artística y cultural que vale la pena vivir y si coincide con la edición especial del Rey de Reyes, mejor aún. A parte de asistir, como es lógico, a los duelos de acordeoneros de las diferentes categorías, hay unos planes que resultan imperdibles: presenciar el desfile de Las Pilanderas, almorzar con sancocho a orillas del rio Guatapurí —con conjunto vallenato incluido— asistir a los bailes de los clubes (Valledupar y Campestre) o hacer un recorrido por pueblos cercanos, cuyo nombre hemos escuchado cientos de veces en canciones vallenatas, como Patillal, La Junta o San Juan del Cesar.

Una recomendación final: si usted no ha ido al Festival Vallenato y tiene la oportunidad de hacerlo, no lo dude; eso sí, llévese un hígado de repuesto. El ambiente fiestero es fantástico, el paisaje cautivador y los lugareños amables con los turistas. No importa si el vallenato no es de sus ritmos preferidos, pues siempre habrá música para todos los gustos. Es usual que la organización del evento invite artistas de talla internacional como Marc Anthony, Juan Luis Guerra, Carlos Vives o Gilberto Santa Rosa. Y si lo suyo es el reggaeton, por el Festival han pasado Don Omar, Daddy Yankee y Nicky Jam, entre otros. También han desfilado por allí orquestas de música tropical (Billo’s Caracas Boys), baladistas (Franco De Vita), grupos de rock en español (Maná) y hasta música regional mexicana (Christian Nodal).

Remate al Arco. Si estando en Valledupar lo invitan a una parranda vallenata, en donde no hay cachacos y todos juegan de local, no vaya a cometer el desatino de ponerse a bailar, que no está en Bogotá. Recuerde que en parranda, el vallenato no se baila, se escucha en silencio o se canta; permite que se lleve el ritmo con las palmas y, sobre todo, se disfruta. Y si es con “amarillito”, la cosa no tiene comparación.

















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2 comentarios

  1. WILLIAM PINZON NOSSA6 de mayo de 2024, 8:49 a.m.

    De los mejores, sino el mejor blog escrito por Jorge Luis, es lo suyo, separándose de lo fastidioso y tedioso político, y como siempre lo he dicho, lo suyo es el Vallenato, está en "su salsa", para parafrasear, pues no conozco a nadie que en un sitio de salsa como el Goce Pagano, se ponga a cantar a grito herido Vallenatos, me causa envidia de la buena, y espero pronto poder vivir esa buena experiencia de asistir al Festival de la Leyenda Vallenata, gracias apreciado Jorge Luis.

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  2. Buen recuento de uno de nuestros mejores festivales. En cuanto a buenos acordeoneros, para mí en 1er. Lugar está Colacho Mendoza y después los demás entre ellos Juancho Rois, Juancho de la Espriella, entre otros. De los Betos te faltó mencionar sus 2 grandes éxitos que son "Gitana" y "Desenlace". Y como lo dijiste, siempre hay muy buenos conciertos. Te faltó gregar que es uno de los festivales más costosos de Colombia porque lo vale y sin duda hay que recorrer los monumentos de las grandes estrellas vallenatas.

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