El Rey, Irene y El Mandamás

 



A comienzos del presente mes de mayo, el presidente Gustavo Petro, junto con su comitiva, fue recibido por los reyes de España en el Palacio Real de Madrid. Como era de esperarse, el viaje del mandatario colombiano se apoderó de los titulares de prensa.


Los medios, especialmente los colombianos, siguieron la visita a la casa real y las reuniones con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y con el Congreso de Diputados. Sin embargo, hubo una reunión, que no tuvo cubrimiento periodístico, en la cual estuvieron Felipe VI, la reina consorte Leticia, el presidente Petro con su señora, Verónica Alcocer, y la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez. Puntos Reflexivos conoció el alcance y algunos detalles de dicha reunión, los cuales se transcriben a continuación:

Al entrar los reyes al salón, el presidente, su esposa y la ministra Vélez se pusieron de pie para saludarlos. Una vez surtidos los saludos protocolarios, Petro, en un intento por romper el hielo, se dirigió al rey:

—Saludos le mandó la vicepresidenta Francia Márquez.

—¡Vosotros y sus saludos! —exclamó Felipe VI— El presidente anterior, uno gordito que hizo “cabecitas” en el Santiago Bernabéu, también me trajo saludos de alguien que no recuerdo.

—Del expresidente Uribe —indicó Petro.

—Ah sí… tenéis razón. El tío que cuando vino a ver a mi padre se puso un frac con una chaqueta cortica, como si fuera ombliguera —agregó el monarca, con una leve sonrisa.

—Su majestad —introdujo Petro, cambiando de tema— Como sabemos que contamos con pocos minutos, queremos entrar en materia y tratar algunos asuntos que, en cierta forma, son el motivo principal de nuestra visita.

—Os escucho —dijo el rey.

—Cedo la palabra a nuestra ministra de Minas y Energía.

En ese momento todos advirtieron que la ministra estaba concentrada tratando de remover, con disimulo, una manchita de sus tenis blancos.

—Eso es mejor echarle Griffin —aconsejó Verónica.

—Perdón —se excusó Irene al sentirse descubierta.

El presidente sintió la necesidad de justificar el porqué la ministra, en un evento diplomático, usaba zapatos tenis, desconociendo la formalidad de la reunión.

—La ministra considera los tenis como un instrumento de libertad. Su decisión de usarlos es consecuente con el libre desarrollo de su personalidad y son un símbolo de su propia certeza.

—Puede ser lo que comentó el presidente —intervino la ministra— Pero la verdad es que tengo un callo en el dedo chiquito y solo soporto los tenis.

Seguidamente, con la mayor seriedad, inició su intervención:

—Como sabemos que su majestad es un empresario exitoso…

—Espera, espera —interrumpió el monarca— ¿De dónde sacáis eso, ministra?

—Es bien sabido que su majestad tiene empresas muy prósperas en Colombia, con una trayectoria de 20 décadas y unos ingresos anuales de diez mil… billones.

—¿Cuáles empresas? —inquirió el rey frunciendo el ceño.

—Pues jabones y condimentos El Rey.

—La corona no tiene nada que ver con esas empresas —aclaró el rey con firmeza.

—¿Se refiere a zapatos La Corona?

—Lo que os digo es que las empresas que mencionasteis no son mías.

—¿Y fósforos El Rey?

El monarca se abstuvo de responder. Era evidente su molestia. Verónica, advirtiendo que el ambiente se tornaba un poco tenso y con el fin de relajarlo, preguntó:

—¿Por qué no bailamos? Traje una memoria con algunos fandangos. ¿Tienen una grabadora con puerto USB?

En ese momento se paró de su silla y empezó a mover la cadera mientras cantaba el mapalé Prende la Vela. A medida que bailaba, iba avanzando hacia Felipe VI con la mano extendida, en ademán de invitarlo bailar.

—El rey no baila —advirtió Letizia con tono de disgusto.

—Deje los celos, Leti —repuso Verónica mientras le guiñaba un ojo.

—Perdónela, su majestad —suplicó Petro, avergonzado— Pero es que mi esposa es de la costa colombiana y lleva el folclore caribeño en la sangre.

—Pues convendría que se hiciese una transfusión —replicó el rey.

—Lo que motivó principalmente nuestro viaje es un tema que concierne tanto a España como a Colombia —continuó Petro para salir de esa incómoda situación.

—Decidme, ¿de qué se trata? —preguntó el rey con interés fingido.

—Pues de la separación de Shakira y Piqué.

—Y todo es por culpa de la moza de Piqué —agregó Irene con indignación— Se llama Clara y vive en Chía.

—No vive en Chía. Ese es su apellido —corrigió Petro.

—¡Sois unos capullos! —exclamó el rey.

Al instante caminó en dirección a la puerta, dando por terminada la reunión.

La pareja real apostada en la puerta esperó la salida de los visitantes. Conscientes de su enojo, Petro y sus acompañantes pasaron en fila para despedirse.

Al salir, el presidente se dirigió al rey en voz baja:

—Le dejé con su secretaria unas almojábanas que le traje.

El rey permaneció impávido.

Luego, pasó Verónica y mientras movía los hombros, le susurró a Leticia:

—Yo sí le enseño a bailar a Pipe, para que deje de ser tan amargado.

Ante el desacertado comentario, la reina solo atinó a hacer una mueca de desconcierto, pero, al mismo tiempo, de desagrado.

Por último, se despidió Irene quien aprovechó para preguntar:

—Don Felipe VI, ¿sumercé es acaso familiar de Camilo Sesto? A mí me encantan sus canciones como Fresa Salvaje, Melina

—Irene, vamos —le ordenó Petro.

La ministra corrió hacia el presidente y Verónica que ya se habían alejado algunos metros.

—No entiendo porqué el rey se molestó —se quejó Irene, cuando los alcanzó— ¿Y si nos reunimos con otro rey?

—¿Como así? —reaccionó con sorpresa Petro— Sólo hay un rey.

—Pensé que era como en Colombia que hay varios reyes.

—No entiendo lo que dices.

—Claro, presidente, cada año eligen un rey en Valledupar.

—A ver, cómo te lo explico, Irene —suspiró Petro con resignación— Es un poquito diferente.

  

 

 

         


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3 comentarios

  1. Me reí mucho, cómo será la visita de Francia Márquez a países africanos !

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  2. Jajaja Eres un gran escritor de guiones. Gran talento, hacer reír es de inteligentes.

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  3. Ostias tío, me hicisteis reir...he flipado con todas tus ocurrencias, sois un gilipollas. GCM

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