Adiós al Outsider

 



Cuando una persona fallece se dice que no se puede hablar mal de ella. Supongo que es por respeto a su memoria y por el hecho de que no puede defenderse de opiniones adversas. Nos hemos acostumbrado a que todos los muertos resultan buenos, así en vida hayan sido todo lo contrario. No me lo parece. Desde mi punto de vista, los juicios de valor que hacemos sobre alguien no deberían tener ese tipo de consideraciones. Creo que si alguien fallece, este hecho per se no lo hace bueno y no veo porqué se deben limitar los comentarios a aspectos positivos.


Hecho el anterior preámbulo, paso a referirme a Rodolfo Hernández, el outsider de la pasada campaña presidencial, fallecido hace unas semanas. La opinión que tengo de Rodolfo —que no mejoró con su deceso— es que era una persona déspota e irascible que utilizaba un lenguaje zafio. Un vendedor de humo que cautivó a muchos incautos electores con una narrativa simplista que soslayaba los problemas de fondo del país. Un empresario que acumuló una gran fortuna en el negocio de financiación de vivienda, que él mismo construía, para las clases menos favorecidas. Alguna vez le escuché jactarse de cómo se enriqueció gracias a los "pobres hombrecitos" que le pagaban los intereses hipotecarios, dinero que veía como "una delicia”. Este comentario habla de la clase de persona que era.

En campaña, nunca le vi esbozar una sola propuesta clara y ni dar la más mínima muestra de capacidad para dirigir a Colombia. Lo que sí observé fue un discurso populista centrado en una frase efectista: “Hay que acabar con la robadera”, lo cual resultó paradójico si tenemos en cuenta que por actos de corrupción fue condenado a 64 meses de prisión. A esto sumémosle que la Procuraduría General ya lo había inhabilitado por 10 años, por participación en política.

Rodolfo tuvo una alta votación, en buena parte, por electores uribistas. Conozco a algunos de ellos que votaron por él, con el único propósito de atajar a Petro. La excepción fue mi amigo Beto Franco que se subió a la Rodolfoneta desde un principio y votó por convicción. Supongo que sucumbió ante sus TikToks o, tal vez, consideró que el ingeniero resultaba una buena alternativa así no supiera que es el Vichada.

Si Rodolfo Hernández hubiera ganado la presidencia, no creo que hubiese conducido con acierto los destinos del país, pues para hacerlo hace falta algo más que ser ingeniero, profesión que utilizaba como sinónimo de idoneidad para ser el Jefe de Estado. Muy seguramente, su administración habría resultado un absoluto fiasco. Y ahora, con su partida, estaríamos en manos de Marelen Castillo, la educadora que fue su fórmula presidencial y con quien, a la final, tuvo fuertes desavenencias. Si la hoy Representante Castillo hubiese terminado como presidenta de Colombia, tal vez no le habría ido muy bien, por su falta de experiencia y conocimiento del Estado, pero aun así, pienso que no tendría al país descuadernado y sumido en la desidia como lo tiene el actual gobierno.

Nunca sabremos por qué si Rodolfo superaba en las encuestas a Gustavo Petro, se frenó en la recta final de la campaña e incluso se marchó fuera del país en el momento clave, resignando cualquier posibilidad. Con esto, le pavimentó el camino a la Casa de Nariño a Gustavo Petro y, de paso, traicionó a más de 10 millones de colombianos que veían en él la mejor opción; o más bien, la menos mala.

Remate al Arco. Espero que no se cumpla el presagio de mi amigo Gabriel Cardozo, quien me advirtió: “Si habla mal de Rodolfo, por la noche le va a jalar las patas”. No creo que esto suceda; pero, por si acaso, diré como decía mi abuela en estos casos. Ella antes de hacer un comentario desfavorable de un difunto, hacía una especie de disclaimer: “Hablo del cuerpo y no del alma”.

Tal vez te interesen estas entradas

3 comentarios

  1. De acuerdo. La muerte no limpia un nombre... y menos cuando el orgullo no permite tomar otro rumbo y dar disculpas. En lo politico un ejemplo mas de las actuaciones del diabolico AUV y su CD. Pero ya vuelven y todo sera color de rosa.

    ResponderBorrar
  2. En las pasadas elecciones, no había contendor digno. Rodolfo Hernández definitivamente vendió su candidatura, por un plato de lentejas, se fue del país, dejando a millones de ingenuos Colombianos, con la ilusión perdida.
    Con toda seguridad, estaríamos peor. Petro no tenía rival, y algún día conoceremos la verdad detrás de la huida del “ingeniero” en la recta final… Era un viejo mañoso, que vendió humo, a un pueblo cansado de la corrupción y que con la bandera de una “falsa honestidad”, vendió su primogenitura.

    ResponderBorrar
  3. Para mi si no se debe hablar mal de una persona muerta, porque sino lo hizo cuando esa persona estaba viva, ya muerta para qué. Ahora de Rodolfo yo fui uno de.los.que vote por él, porque como soy "antiPetrista", obviamente no quería que Petro fuera Presidente. En fin, sé que "El viejito" , como se le terminó diciendo, hubiera quitado tanto cargo populista y no habría hacho tanto despilfarro como se ha visto en el gobierno de Petro, en fin ...Paz en su tumba

    ResponderBorrar