Recuerdo al presidente Duque, en
febrero de 2019, declarando en los medios: “A la dictadura de Maduro le quedan
las horas contadas”. Esa afirmación que resultó falsa generó críticas en
diferentes frentes políticos, incluido los internacionales, por imprudente y
desmedida. Paradójicamente, mientras Maduro sigue apoltronado en el Palacio de
Miraflores, Duque hace su trasteo, porque él es quien tiene las horas contadas
en el poder.
Con esa fracasada tesis, el presidente empezó a mostrar el estilo de sus declaraciones: efectistas y prometedoras pero vacías e inciertas. Ejemplo de esto fue su promesa incumplida de recuperar los $70.000 millones de anticipo al contrato con Centros Poblados o cuando dijo que a Providencia la reconstruiría en 100 días, después de que el huracán Iota devastó la isla. Según Portafolio, el balance, después del plazo anunciado, fue de apenas 20 viviendas nuevas en proceso de construcción.
Un Político Joven con Viejas Mañas
No voté por Iván Duque porque me
pareció un advenedizo cuyo mayor mérito era haber sido el que dijo
Uribe. Cuando inició su mandato ilusamente abrigué la esperanza que, por
ser un tipo joven, no tendría los vicios de la vieja clase política. Pero me
equivoqué. Duque dio muestras de clientelismo al aumentar la burocracia para
darle puesto a sus amigos; fue artero al hacer una “jugadita” que le permitió
pasarse por la faja la Ley de Garantías, propiciando la feria de las
contrataciones en plena época electoral; sembró dudas al acelerar contrataciones
billonarias en las últimas semanas de su gobierno, como por ejemplo el contrato
que le dio a una empresa de la familia Char para el suministro de medicamentos
por tres años y por un valor de $2.4 billones y cayó en las mismas prácticas
que le criticó al gobierno anterior: derrochar recursos y “enmermelar” al Congreso para conseguir
apoyo. Además, peló el cobre y se comportó mezquinamente al no asignar el
presupuesto necesario para terminar el tercer carril de la vía Bogotá-Anapoima
porque “sería hacerle la carretera a Santos para que vaya a su casa de
veraneo”, ignorando el beneficio de la obra para miles de usuarios que
transitan por allí (afortunadamente la construcción continuó con el presupuesto
del departamento); y, por si fuera poco, demostró ser una persona vanidosa y
ególatra. Dos botones de muestra: la auto entrevista que se hizo en inglés y el
hecho de que el día de las elecciones ordenó extender una alfombra roja desde
la Casa de Nariño hasta la Plaza de Bolívar para caminar por ella hacía la mesa
de votación.
Caricaturas y Memes
El presidente fue muy generoso con los caricaturistas y quienes hacen humor político, porque les dio bastante material. En particular, recuerdo una salida en falso que se volvió foco de burlas y da cuenta de su inmadurez (adjunto el video): Sucedió en su visita al estadio Santiago Bernabéu. Duque intenta hacer cabecitas con el balón frente Emilio Butragueño, un histórico del fútbol español, y ante Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Luego suelta esta sesuda pregunta: “ ¿Cuantas cabecitas hace Butragueño?” La respuesta del exfutbolista, que lo hizo ver como un capullo -como dicen en España-, fue: “Yo la cabeza la utilizaba para pensar, no para golpear”. La risa de Florentino y demás personas que estaban presentes, no se hizo esperar.
Gobernando en una Realidad Paralela
Con cada declaración que hacía el presidente daba la impresión de que vivía en su propio mundo y se percibía desconectado con la realidad del país. Prueba de ello, son las declaraciones que dio a la BBC, en mayo de este año, en las que afirmó que, si existiera reelección en Colombia y si él estuviera en la contienda electoral, sería reelegido. Claramente desconoce que su imagen desfavorable es mayor que su índice de favorabilidad.
Balance
En contraste con el balance que ha
hecho el presidente de su propia gestión, en el cual ha magnificado sus
ejecutorias y afirmado que todo lo realizado por su gobierno no tiene
precedentes y es histórico; me parece que el resultado es bastante pobre. Quizá
lo único destacable fue el manejo de la pandemia, que, además, le sirvió de
comodín para justificar el aumento de la deuda del país y el déficit fiscal, el
cual, en su cuatrienio, se incrementó en más del doble y lo deja por encima del
6% del PIB.
Considero que el de Duque, es tal vez,
el gobierno más mediocre que hemos tenido en la historia reciente del país. Su
administración, en términos generales, dejó bastante que desear. Muchos de sus anuncios
y promesas nunca se cumplieron, sus actuaciones en varios frentes fueron
lamentables y relativizó temas fundamentales como el de la paz. Gobernó con el
espejo retrovisor, que fue su gran aliado para disimular su ineptitud. Pasó los
tres primeros años de su gobierno echándole la culpa a Santos de los problemas
del país y en el último año, el responsable de todo lo malo fue Petro. Todo esto
demostró que estaba muy biche para el cargo.
De acuerdo a muchas cosas comentadas en el blog. Rescato su manejo de la pandemia en términos de salud. Y creo que si la pandemia no aparece y las medidas de encierro que tomaron, el pueblo enardecido lo hubiera tumbado.
ResponderBorrarDuque fue una consecuencia de su partido que a la postre lo dejo y él se dio cuenta que le tocaba hacerle a su manera. Su gran jefe se silenció, lo que demuestra su desprendimiento de su hijo político.
Su falta de liderazgo y visión política en el manejo del estallido social y su fallida reforma Carrasquilla
Lamentable su utilización y manipulación de los diferentes poderes como el caso de la procuraduría en el sonado caso de la ley de garantías, la fiscalía con Barbosa. La mezquindad en torpedear la paz de todas formas, como fue denunciado por más de 200 ONG y eso sin saber que pasaría con los dineros que dicen que se robaron para la paz los OCAD-Paz.
Y el afán desmedido para asignar billonarios contratos y amarrar funcionarios a puestos claves al fin de su mandato.
Su desatino al promover el cerco diplomático a Venezuela perjudicando a cientos de compatriotas.
Acertada evaluación de un gobierno que desaprovechó la oportunidad de implementar un acuerdo de paz, que no solo sentaba los pilares para la finalización del conflicto, sino que también contribuía a posicionar a Colombia como un país atractivo para la comunidad internacional. Saludos desde Marruecos.
ResponderBorrarNos deja en números rojos, con un nivel de endeudamiento alto, un atraso en infraestructura de 20 años. Como lo he dicho antes... Nunca vi a alguien tan inconsciente ni tan superado por los hechos... M
ResponderBorrarDe acuerdo, estaba biche para el cargo. Se rescata el manejo de los inmigrantes, que es un tema difícil. Triste la corrupción que siguió rampante estos 4 años.
ResponderBorrarEn algunas cosas estoy de acuerdo y en otras no; por ejemplo el buen manejo que le dió a la Pandemia es de admirar, al igual que a los migrantes y en infraestructura vial ya estamos muy bien con todas las vías y carreteras que entregó, sobretodo sacar adelante los túneles y viaductos de la línea que en gobiernos anteriores fueron un "elefante blanco"
ResponderBorrarAbsolutamente de acuerdo con tu análisis. Hoy terminan 4 largos años de ilusiones fallidas. Duque marcó de manera radical nuestra historia lo recordaré por lo que no hizo, por todas sus muestras de inmadurez, comentarios desacertados y por abrirle la puerta a la izquierda . Al nuevo presidente que para nada es el que consideró hubiera sido nuestra mejor opción. Le deseo muchos éxitos. Sus logros se verán reflejados en bienestar para Colombia.
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